lunes, 2 de marzo de 2009

Navidad sin nieve...

"Navidad no será navidad sin regalos" Dijo una vez Amy de Mujercitas de Louisa May Alcott.

Yo, hoy y ahora te propongo algo. Es algo que tengo desde navidad atragantado en... las manos, por decirlo de una manera. Lo que hoy te quiero hacer ver es esto: "Navidad no será navidad sin regalos, pero ¿qué sería navidad con regalos, que aparte vienen de prepo con consumismo, pérdida del verdadero valor de la navidad y el tiempo en familia?" Seguro que ella nunca tuvo que preguntárselo, o la época no se lo permitió, o la educación, porque apostaría que a la amiga de Margaret sí que le importan las joyas que recibió de regalo, o los vestidos traídos de Francia, o lo que sea.

En conclusión, de lo que tengo que lamentarme ahora es de la mala educación de una persona muy cercana en mi familia, entre otras cosas, o tal vez no tan directo... Para que se den una idea, es la bebé, pero no por pequeña.

Pero esta entrada no es para hablar de ella, sino de lo que ella representa. Porque ella no se representa a sí misma, ella representa a todas las niñas y niños de su edad que fueron criados en el consumismo. El espíritu familiar de la navidad no les importa un carajo (disculpen de todo corazón mi termino, pero es para darle y tono más melodramático). Lo único que les gusta de la familia es el paquete que tienen en sus baúles a la espera de ser abierto pasada las 12 de la noche.

Es cierto que yo también fui niña, en mi fuero interno lo sigo siendo, pero el año pasado (2008), el mismísimo año que me había propuesto pensar en navidad como la reunión de la familia, el nacimiento del niño Dios, recordarme a cada momento lo afortunada que soy de poder pasarla con mi familia y sin pasar necesidades, sufrí un atropello que me dejó en grado sumo atormentada.

El momento de abrir los regalos es cuando llegamos a la casa de mi abuela el día 25 y nos dirigimos a la mesa de atrás TODOS. Este año llegamos bastante tarde, entonces comenzamos a comer. pero mientras estaban sirviendo el postre, llegó la familiar esta, que no quiero detallar más quien es, con los brazos llenos de los regalos para entregarlos a los comensales ¡Con el postre sirviéndose! ¡Se podrían hasta haber manchado!
Cuestión que no pudo aguantar hasta el postre, esa actitud me hirió en lo profundo del alma. ¡Ya no se respeta ni la familia, ni la comida! ¡Es todo tener tener tener! Me gustaría que pasara un mes en África a ver si aprende la importancia de la familia, el pan para comer, y la suerte de que todos tengan salud y estén presente para disfrutar de la comida. Pensar en esto me hace llorar...

¿Hasta esto hemos llegado?
¿Hasta que punto van a dejar que el consumismo arruine sus fiestas?
¿Algún día podría tener una navidad como el amor familiar manda?

No me malinterpreten, amo a esa familiar, es chica y tonta, pero lo bastante grande para entender todo lo que le critico. Amo a mis abuelos y tal vez no les quede el suficiente tiempo para la próxima navidad, y eso me hace también llorar, ¿Son estos los recuerdos que quiero que se lleven?. Mis navidades pasadas fueron grandiosas a pesar de todo, porque tuve a todos los que quería conmigo. Es verdad que me dejé llevar un poco por la bronca que me produjo la actitud de esa familiar de 12 años, pero ¿Estoy realmente tan mal? ¿Creen ustedes que me dejé llevar? Si es así, le pido perdón de todo corazón a esa familiar, pero quiero que sepa, que aprenda lo verdadero de la navidad... si es que algún día, en esta sociedad, alguien pudiese hacerlo.

Realmente decepcionada, y enojada de esta sociedad Consumista con mayúscula,

Josefina.